sábado, 14 de noviembre de 2009

La alternativa: la educacion libertaria.

La pedagogía libertaria aboga por una escuela que no sea instrumento de represión, laica (sin supervisión del Estado o la Iglesia) y transformarse en un vehículo de formación de conciencias libres. Encontró su estructura ideológica en autores como Bakunin o Kropotkin, y se concretó en experiencias educativas tales como la escuela moderna de Ferrer Guardia, La escuela Summerhill de A.S. Nelly y otra alternativas libertarias surgidas en Alemania, Italia, que inundaron la historia de la educación durante todo el siglo XX hasta la actualidad.
La Escuela Moderna de Ferrer, pretende formar hombres aptos para evolucionar sin cesar, capaces de renovar los medios sociales y renovarse personalmente. Apunta a la liberación del individuo frente a sí mismo y frente a la sociedad.
Lo que caracterizó a la Escuela Moderna era el ser racionalista y científica. La educación no puede basarse en prejuicios dogmáticos, sino que debe de tomar como guía los desarrollos de la ciencia positiva. Dado que en la Escuela Moderna de Ferrer Guardia, la libertad era un valor considerado fundamental y su creador estaba dispuesto a erradicar de ella todo lo que supusiera imposición arbitraria, se suprimieron los exámenes, las calificaciones, los premios y los castigos, considerando que éstos contribuían a marcar desigualdades entre los alumnos y a fomentar un espíritu competitivo, perjudicial para el tipo de educación que se pretendía fomentar. Su educación integral incluye el pensamiento, la sexualidad y los sentimientos, así como el desarrollo de la personalidad infantil, todo ello acompañado de prácticas higienistas, de observación de la naturaleza y de libre experimentación. El antiautoritarismo ferreriano se ve reflejado en la didáctica, tanto en los contenidos como en los métodos. Desterró de su escuela todo conocimiento que no pudiese ser demostrado por el método científico.
Para crear personas libres y autogestionada es preciso que cada individuo decida, escoja y trate de aquello que le interesa sin necesidad de las órdenes de nadie, siendo consciente de sus propias limitaciones, que la persona elija qué, cómo, cuándo y dónde quiere trabajar los conceptos, actividades y actitudes necesarios para su educación.
El auto-didactismo es importante en este punto, permitiendo el acceso a la información que permita aprender por uno mismo aquello que se quiere aprender, fomentando además la cooperación didáctica pidiendo ayuda a otras personas.
Creando dinámicas de trabajo colectivo e igualitario, permitiendo el acceso a cuadernos de trabajo, libros, y otros materiales impresos o audiovisuales, que son elegidos por cada uno Además se cuenta con el apoyo de otros compañer@s o de los educadores que son uno más solo que con más conocimientos y experiencias educativas, pero actuando como meros informadores y consejeros sin ningún poder sobre nadie. Cada persona decide cuales son sus compromisos didácticos personales y de grupo que intentará cumplir en un determinado trimestre. Estos compromisos incluyen no solo elementos intelectuales sino también afectivos y de relación con los demás.
La Auto-evaluación con registros de observación y pruebas de madurez comprueba las actitudes internas y con el grupo, además de intereses, necesidades y relaciones tanto intelectuales como afectivas y sociales. Rompiendo con los exámenes como formas represivas y competitivas de saber como esta siendo el proceso educativo. Además se reparten entre todas las personas las tareas cotidianas como limpiar, recoger, o administrar materiales y dinero del colectivo, manteniendo responsabilidades acordes con su capacidad y posibilidades de edad.
Estos son principios que responden a una necesidad de educar para una sociedad participativa, solidaria, que necesita de personas libres y autónomas y ello presupone que el alumnado tenga confianza en sí mismo para tener sus propias ideas, tener iniciativa, capacidad de crítica y autocrítica, es decir, que sean sujetos de su propia acción y no personas dóciles y pasivas.
. Rogers parte de la incomunicabilidad o intrasferibilidad de los saberes. Avanzando un poco más en esta idea, el profesor no podrá determinar con precisión cuáles son los contenidos significativos de cada alumno. Sólo el propio alumno los conocerá. Pero ni siquiera podrán ser planeados por el propio aprendiz, sino que irán surgiendo poco a poco. Si no hay contenidos precisos, no es posible establecer un currículum formal.
Rogers propone un aprendizaje significativo que tiene lugar cuando el estudiante percibe el tema de estudio como importante para sus propios objetivos. Frente a los tipos de aprendizaje percibidos como amenazadores, el aprendizaje significativo desarrolla la personalidad del alumno, y al abarcar la totalidad de la persona es más perdurable y profundo. La independencia, la creatividad y confianza en si mismo permiten la autocrítica y una actitud de continua apertura al cambio y a la adaptación.
A partir de aquí, es el alumno quien con la libertad de la acción y tiempo, creciendo en su madurez y responsabilidad, se encamina por las sendas del aprendizaje, tanto individual como en grupo, cuya autogestión, tareas y objetivos son asimismo definidos por los estudiantes.
Si bien es cierto que el alumno debe encontrar o descubrir el sentido o significado de lo que aprende, esto no significa que sus intereses o necesidades sean el único criterio para elegir lo que debe aprender o no. La educación familiar sienta las bases de su desarrollo. El niño no tiene suficiente madurez para elegir lo que le conviene. Los padres tienen la responsabilidad de orientar su desarrollo e instruirlo en las verdades fundamentales. La educación formal, aún con todas sus limitaciones, contiene elementos básicos que un niño debe de aprender para poder convivir socialmente y ser un hombre útil a si mismo y a la sociedad.
La auténtica educación se mueve en las coordenadas de la individualidad personal y de la convivencia social: paz, lucha contra el racismo, el trabajo y el ocio, el cuidado del medio ambiente, la libertad.
Educar para un mundo sin poderes ni jerarquías, para un mundo en donde cada persona pueda ser ella misma y construir su historia personal en busca de la mayor felicidad posible, para sí misma y para su mundo; requiere ayudar a generar mentes carentes de prejuicios, de estereotipos, de dependencias, libres del principio de autoridad; es decir, un nuevo tipo de persona, que siendo ella misma la protagonista de su vida contribuya junto con otras a generar un mundo de igualdad.
La educación en la igualdad y para la igualdad debe centrar su atención en eliminar al máximo los estereotipos de género transmitidos por la cultura patriarcal, y para ello, se debe enseñar a SER PERSONA, en lugar de enseñar a “ser niño” o a “ser niña”, ya que cualquier persona tiene el derecho de ser ella misma y no ser constreñida por corsés culturales que mutilan una parte importante de su esencia humana; haciendo de este mundo un caos de confrontación, discriminación, violencia, racismo y clasificación a todos los niveles.
Si la educación es un proceso formador de personas, de seres humanos, necesitamos saber de antemano qué es ese ser humano al que pretendemos formar. Y ocurre que al pensar nuestro concepto de ser humano nos topamos con la cuestión política, pues tal concepto se halla estrechamente relacionado con la sociedad en que dicho ser humano está o estará inserto. Abrense, pues, dos posibilidades fundamentales para nuestro proceso educativo: o formar personas comprometidas con el mantenimiento de esta sociedad, o formar personas comprometidas con su transformación.

El concepto de ser humano en la educación.

En la historia de la pedagogía y de la educación podemos descubrir dos concepciones fundamentales acerca del concepto de ser humano: la esencialista, según la cual aquello que sea el hombre está definido por una esencia anterior y exterior a él, y la existencialista, según la cual el humano se define a posteriori, a través de sus actos, construyendo paulatinamente la esencia de lo que es ese hombre de dentro hacia afuera. A título de ejemplo la primera perspectiva sigue la teoría educativa que Platón describe en la República, base de la educación jesuítica y de todo el sistema tradicional de enseñanza; por el contrario la perspectiva existencialista se inaugura con Rousseau en su Emilio, o de la educación constituyendo el fundamento de las teorías y prácticas pedagógicas que en educación llamamos escuela nueva.
El concepto de hombre que subyace a la teoría de la educación integral entronca con el humanismo iluminista del siglo XIX percibiéndolo como un «ser total»; el hombre es entendido como resultado de una multiplicidad de facetas que se articulan armoniosamente y, por eso, la educación debe estar preocupada con todas las facetas: la intelectual, la física, la moral, etc. Ferrer i Guardia apunta la necesidad de que la educación esté atenta a todas ellas: «Además, no se educa integralmente al hombre disciplinando su inteligencia, haciendo caso omiso del corazón y relegando la voluntad. El hombre, en la unidad de su funcionamiento cerebral, es una realidad compleja».
La filosofía política de tradición burguesa trabaja con la categoría de un «estadio natural»; en el caso de las desigualdades sociales es común encontrarnos análisis que sitúan esas desigualdades como «naturales»: todos los hombres son naturalmente diferentes, y las diferencias en las condiciones sociales son nada más y nada menos tan extensas como estas diferencias naturales. Así las cosas, el éxito o fracaso, el dominio o no dominio del saber, la riqueza o la miseria son simplemente el fruto del trabajo de cada hombre, trabajo que se procesa de acuerdo con las características y «aptitudes naturales» de ese hombre. Así pues, naturalmente, la sociedad será desigual porque los hombres son desiguales: uno es rico porque tuvo aptitud suficiente para aprovechar las oportunidades que le aparecieron; otro es un miserable obrero porque sus características naturales así lo determinaron. La sociedad y la cultura son un simple reflejo de naturaleza.
Bakunin se alza contra semejantes afirmaciones. Para él el hombre es una realidad social. Es la sociedad la que moldea a los seres humanos según sus necesidades, a través de la educación. Y si la sociedad es desigual, los seres humanos serán todos diferentes y vivirán en la desigualdad y en la injusticia, no por un problema de aptitudes sino más exactamente por una cuestión de oportunidades.
Bakunin reconoce en la educación la función de formar a las personas de acuerdo con las necesidades sociales, lo que hoy llamamos dimensión ideológica de la enseñanza. Y es eso lo que él ataca en la educación del sistema capitalista, cuyo objetivo es el de perpetuar la sociedad de explotación: ella enseña a los burgueses a explotar no rebelándose contra el sistema social injusto. La escuela pasa entonces por una institución perversa, por un aparato de tortura que mutila a algunos miembros para moldear al hombre según sus injustos propósitos. La educación capitalista no forma un hombre completo sino un ser parcial, comprometido con principios definidos a priori y exteriores a él; en otras palabras, la educación capitalista se funda en la heteronomía.

Educación integral u holistica.

Me tomo la libertad de citar dos autores no muy conocidos, no menos académicos, mas pueden ser considerados clásicos en el pensamiento libertario sobre la educación. Son ellos el francés Paul Robin (1837-1912) y el catalán Frances Ferrer i Guardia. Pienso que ambos tejen consideraciones importantes sobre educación libertaria y pueden ser importantes para el objetivo de este texto.
El nombre de la “educación integral” se lo designamos a la educación que tiende al desenvolvimiento progresivo y bien equilibrado de todo el ser, sin lagunas ni mutilaciones, sin descuidar en ningún aspecto la naturaleza humana, ni sacrificarlo en detrimento de otros.
El primer objetivo de la educación, debe ser, pues, la formación completa de la persona, desenvolviendo sus diferentes facultades mentales (imaginación, memoria, inteligencia, etc) físicas y morales. Para Robin, esta es la condición para la felicidad de la persona, y para que ella pueda contribuir significativamente a la felicidad de los demás, objetivo mayor de la vida en sociedad.
Educación, desalineación y liberación. Más la conquista de la propia libertad es también luchar por la libertad de todos, pues, como decía Bakunin, "la libertad de otro, eleva la mía hasta el infinito".
Se debería estudiar ciencias y filosofía, en una perspectiva histórica y crítica, explicando las condiciones sociales producidas por la cultura del mundo material. Ese estudio, sin embargo, no puede ser meramente intelectual. Debe haber un contacto mas intimo con las cosas y con el mundo. Se debe hacer que el alumno aprenda a través de su práctica, las condiciones de producción de conocimiento.
El segundo momento debe ser el de la definición de las especialidades, de acuerdo con las necesidades y aptitudes de cada uno, garantizando el mejor aprovechamiento. De este modo se garantiza que el especialista solo sea especialista en determinadas coyunturas y situaciones, no estando alejado de las condiciones generales que lo llevan a aquella especialidad. Por otro lado, eso también garantiza que la especialización no sea una fuente de poder por ser la detención monopolística de ciertos saberes, pues esos conocimientos serán reconocidos como posesión de la comunidad como un todo.
Coloco la generalización y la especialización como dos momentos distintos, solo para facilitar la exposición. Creo que debe ser más productivo si los dos estudios fueran desenvueltos simultáneamente, construyéndose poco a poco el conocimiento.
La Universidad Libertaria deberá ser el local de distribución social de la verdad. Así no se puede concebir que solo tengan acceso a ella algunos pocos privilegiados: probablemente no será posible que toda la sociedad tenga acceso directo a ella, es por eso que deben ser pensadas formas alternativas de contacto. "La Universidad debe ir a donde el pueblo está". Los conocimientos deben ser revertidos para toda la comunidad.
Y debemos tener en mente que, como ya fue dicho anteriormente, formar mujeres y hombres libres significa formar personas que asuman su libertad y se dediquen a trabajar en pro de la sociedad, a favor de la libertad de todos. La función de la universidad será liberar a la sociedad del yugo de la dominación por el saber y ayudar al trabajo social en el sentido de superar cualquier forma de opresión.
En cuanto a la organización, para mi, está claro que la Universidad deberá autogestionarse, siendo administrada por toda la comunidad de la cual ella forma parte integrante.

La autogestion pedagogica.

La autogestión pedagógica supone varios aspectos: la capacidad de construir espacios educativos (escuelas, ateneos, etc.) por parte de los centros anarquistas con medios propios; la autoorganización de los estudios por parte del grupo, que incluye tanto a alumnos como al profesorado; y la autogestión de los aprendizajes mediante el esfuerzo de los educandos, a través del autodidactismo y de técnicas de investigación y trabajo grupal. Los espacios educativos libertarios deben ser autónomos e independientes, no depender de las subvenciones ni del control del Estado, y con un profesorado propio.
Entienden que la libertad del educando debe ser absoluta, y la misión del educador debe ser la de evitar toda influencia coactiva en el desarrollo natural del individuo, puesto que se entiende que éste es bueno por naturaleza (o al menos que no es malo), y son las influencias represoras de la sociedad adulta las que lo corrompen. Comparten con Rousseau la idea de que un individuo es incapaz de razonar moralmente hasta su adolescencia, y que por tanto es necesario aislarlo de la enseñanza de todo tipo de dogma, para evitar la manipulación del niño.
Así, en acuerdo con Rousseau, el método de educación debería permitir la elección particular de las creencias.
Incluso se oponía a la educación, pues ésta se convertía “en una rueda dentro de la cabeza”. El principal problema de la sociedad moderna es que está repleta de gente educada y no de gente libre. La escuela es el lugar de aprendizaje de la sumisión, una primera institución que prepara para la iglesia, el estado, el partido, etc. El fin último de la enseñanza es el de la negación de uno mismo, la interiorización de la figura represiva del maestro: “En verdad, ser maestros de escuela es una cosa que llevamos en la sangre; llevamos dentro el maestro de escuela o, en otras palabras, el policía y el gendarme”.
Otorgaba a la escuela un papel no de instruir y civilizar, sino de favorecer la creatividad para formar espíritus libres.


El neutralismo pedagógico.
Esta corriente que se dio en el seno del anarquismo español de principios de siglo tuvo gran fuerza en su época. Plantea que la educación debe ser neutral en cuanto a valores y a contenidos, huyendo de toda transmisión ideológica, aunque fuese anarquista, puesto que entienden que el /la alumno/a, educado en libertad, elegirá por sí mismo el mejor camino para su liberación.
El modelo de la Escuela Neutral, que fue desarrollado teóricamente por Mella, fundamentalmente en su obra Cuestiones de enseñanza, apuesta por una escuela que sólo enseñe las verdades indiscutibles, probadas por la ciencia experimental, y que muestre las distintas teorías explicativas, pero que no enseñe ninguna como verdadera, para evitar el dogmatismo. Se trata de dejar al niño en absoluta libertad para que él escoja, limitándose a mostrarle las diferentes opciones sociales y políticas. Así, la enseñanza no debe tener ningún calificativo, “la escuela no debe, no puede ser ni republicana, ni masónica, ni socialista, ni anarquista, del mismo modo que no puede ni debe ser religiosa”.La enseñanza, pues, debe ser antidogmática, huyendo de todo tipo de adoctrinamiento, respetando la libertad individual de pensamiento. La crítica de los neutralistas a Ferrer era la de que su modelo de escuela acababa siendo dogmática en cuanto inculcaba ideas que el profesor llamaba racionales o científicas, pero que eran, al fin y al cabo, justificaciones ideológicas para convencer al niño de la idoneidad y cientificidad de las propuestas del anarquismo.
León Tolstoi entiende que el ser humano es feliz si está cerca de la naturaleza y lejos de la civilización que obstaculiza y desvía su desarrollo espiritual.Por tanto, muchas de las modernas pedagogías que se ensayaban a finales del siglo XIX le parecen intentos de controlar y anular más aún a la infancia, alejándoles de su evolución natural hacia la libertad. Todo artificio en la enseñanza que se emplee para moderar la naturaleza inquieta y desordenada del alumnado es perjudicial porque contradice las leyes de la naturaleza. La educación en cuanto autoformación espiritual “se degrada allí donde hay imposición de un saber deteriorado y represivo anclado en programas rígidos... donde la espontaneidad del niño es sofocada por la insensata pretensión de conformarle a la fuerza según el modelo corrompido del adulto”.
Por otro lado, la función de la escuela no debe ser la de educar, sino a de instruir. La educación, para Tolstoi, afecta al plano moral de las creencias y las convicciones (formar el carácter), aspecto que corresponde más bien a la comunidad y a la familia, pero que sobre todo, es construido personalmente por el educando a lo largo de la vida. La escuela estatal se enfrenta a la vida con su intención de adoctrinar, manipular y reglamentarlo todo, y por tanto, la nueva escuela no debe caer en el mismo error, siendo su función la de instruir, es decir, suministrar conocimientos útiles; en vez de la de educar.

Las teorías anarquistas de la educación de carácter sociopolítico.

En este polo, el carácter político de la educación se acentúa, pues se entiende que no existe ninguna educación neutral, ya que todas se basan en una idea del ser humano y en una concepción de la sociedad, y por tanto, el/la educador/a debe definirse por un modelo de ser humano y de sociedad. La educación anarquista, para estas tendencias, debe educar para el compromiso moral y político de transformación de la sociedad, no debe ni puede renunciar a transmitir ideología (no a dogmatizar), porque de lo contrario la sociedad capitalista inculcará la suya propia sobre los educandos. En este sentido, dentro de este polo encontramos diversos planteamientos, desde los que van a limitarse a proponer un corpus fundamental de enseñanzas científicas y racionales que faculten para una toma de posición en la sociedad (la enseñanza racionalista) hasta aquellos que proponen una pedagogía de la confrontación que eduque a luchadores sociales contra el Estado y el Capital.
En esta tendencia encontramos diversas teorías:
- La teoría de la educación de Bakunin.

El individuo no es libre por naturaleza, sino que alcanza la libertad combatiendo, mediante su voluntad, y en compañía de otros individuos. La libertad, por tanto, lejos de ser un don divino o una facultad innata (Rousseau) es un acto volitivo, una conquista social.
Bakunin entiende que el papel de la educación para conseguir la revolución es muy importante, porque las grandes transformaciones sociopolíticas sólo se logran y mantienen si están precedidas y sostenidas por un movimiento de ideas compartidas. La instrucción del pueblo, pues, está estrechamente vinculada con su emancipación social y política. Pero la instrucción, para Bakunin, no debe confundirse con el amaestramiento del pueblo: “Nosotros no somos los preceptores, sino los precursores del pueblo. La educación debe consistir en ayuda directa para despertar toda la energía revolucionaria de la que cada uno es capaz.
Como método pedagógico Bakunin propone un continuum que va desde la autoridad a la completa libertad. Entiende que los niños deben educarse partiendo del principio de autoridad, puesto que estos no tienen aún desarrollada su inteligencia. La autoridad se entiende aquí como una tutela verdaderamente humana y basada en la razón, no en principios metafísicos, teológicos y jurídicos. Pero la autoridad debe disminuir gradualmente a medida que avanza la educación y se va consiguiendo una creciente libertad. Bakunin afirma que “toda educación racional no es en el fondo más que la inmolación progresiva de la autoridad en beneficio de la libertad”. La única función de esa autoridad es preparar a los niños para la máxima libertad. La visión dialéctica del pensador ruso entiende el desarrollo de la educación como una negación gradual del punto de partida, para superarlo en una nueva síntesis final: la libertad absoluta aboliendo el principio de autoridad. Por eso propone educar una voluntad firme en el niño, que eduque en el autocontrol, en contra de otros métodos pedagógicos tolerantes que se basan en satisfacer continuamente los deseos y caprichos de la infancia.
En cuanto a la educación para personas adultas, Bakunin ve contraproducente utilizar el principio de autoridad, pues es la fuente de la esclavitud. Propone, pues, establecer escuelas para el pueblo, al estilo de academias populares, en las que no se sabrá quiénes son los alumnos o los profesores, puesto que todos podrán aportar su experiencia y sus conocimientos en “una especie de fraternidad intelectual entre la juventud instruida y el pueblo”.

- Los planteamientos educativos de Ferrer i Guardia.

Ferrer i Guardia es conocido sobre todo por la experiencia de la Escuela Moderna.
La primera reflexión que hace Ferrer i Guardia acerca de la educación es que ésta es un problema político. Los modelos pedagógicos del momento (enseñanza laica estatal al estilo francés y enseñanza religiosa) no le satisfacen porque obedecen a los intereses del Estado y del clero. La preocupación reciente de los gobiernos por extender la enseñanza a las capas populares se debe realmente a la necesidad de mano de obra cualificada para que las empresas puedan mejorar la producción. Así, la escuela estatal es realmente un medio de dominación burguesa para controlar la mentalidad de la clase obrera, y la escuela confesional un modo de seguir inculcando las supersticiones religiosas para evitar la liberación del pueblo.
De este modo, para evitar esta manipulación política es necesario basar la educación sobre la ciencia positiva, que es lo que él llama enseñanza científica y racional. La ciencia debe estar al servicio de la razón natural (o “necesidades naturales de la vida”) y no de la razón artificial de la burguesía. Por eso el principal cometido de la escuela debe ser el de que el niño conozca el origen de la desigualdad económica, la falsedad de las religiones a la luz de la ciencia, el error del patriotismo y el militarismo y la esclavitud que supone la sumisión a la autoridad. El ideario pedagógico de Ferrer se decanta claramente por el papel de creación de conciencia sociopolítica de la escuela, aunque como sostiene acertadamente B. Delgado en su obra sobre la Escuela Moderna, Ferrer i Guardia hacía “pública confesión de que había que respetar la inteligencia y la libertad del niño declarando que el buen maestro era capaz de prescindir de sus propias ideas de adulto”
Se trata, pues, de dejar que la naturaleza opere en el niño, que se desarrolle libremente sin represiones, pero con el objetivo último de que este respeto por la evolución del niño lleve a formar personas que se comprometan con la revolución social.
La educación de los niños debe servir a la satisfacción de sus necesidades físicas, intelectuales y morales, y no imponerle ideas que sirvan para el mantenimiento del orden social. Por ello, los premios y los castigos pierden sentido en la escuela racionalista, y el juego cobra relevancia en el proceso educativo (y el trabajo manual), juego que por prolongación natural se convertirá más tarde en trabajo no alienado.

Bibliografía:


-Educación para la igualdad. Josefa Martín Luengo. Colectivo Paideia. Mérida (Badajoz) España.

-¿Por qué la educación libertaria? Pauline McCormack.

-Experiencias libertarias en Argentina.

-Escuela Anarquista.

-La renovación de la escuela - por Francisco Ferrer y Guardia.

-Una epistemología liberal insuficiente - Universidad Complutense de Madrid.

-El paradigma anarquista de la educación - Silvio Gallo.

-Universidad y Autogestión - Ángel J. Cappellett.

-Pedagogía libertaria, principios políticos-filosóficos - Silvio Gallo.

-Reseña del libro Anarquismo y Educación de F.J. Cuevas Noa.

-Universidad libertaria y utopía - Silvio Gallo.

-Historia de la pedagogía libertaria - Paideia Escuela Libre.

-Anarquismo y educación.La propuesta sociopolítica de la pedagogía libertaria. De Francisco José Cuevas. Editan: Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo y Colectivo de Educación Social y No violencia Buenaespina. Año de edición: 2003.

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